28.3.06

podría ser un martes cualquiera pero ha sido hoy

Hace ya unos días que llegó la primavera. Lluvia, sol, y otra vez insomnio. Hacía ya unos meses que había solucionado mis problemas de sueño pero se ve que con la primavera no sólo el calor vuelve. Aunque anoche me fui a dormir hacía las cinco, y me he despertado cuatro veces mientras disfrutaba de mi sueño, a las nueve ya estaba en pie. Un café. Mi madre no daba crédito al hecho que a esa hora estuviese despierto, “¿que te pasa?, no es normal, algo te pasa”. Cierto, las madres son madres. Sí, algo me pasa y por eso no puedo dormir, necesito no pensar, enciendo el ordenador y me paso una hora transcribiendo apuntes de “Art Català Medieval”, vaya manera de empezar el día. Otro café, me asomó por la ventana, el cielo saturaba azul y el mundo parecía llamarme para que disfrutara de él. Mochila a la espalda salgo de casa. No sé dónde ir, me dejo llevar, el sol me llama, llego a la orilla del mar. Me saco las bambas, los calcetines, el polar, sopla una brisa levantina, el sol empieza a calentar, me saco la camiseta y me desplomo sobre la arena. Cierro los ojos, intento convertirte en humo, no lo consigo, sigo sin poder dormir. El sol me calienta mientras la brisa ha amainado y ahora pasa suavemente por encima de mi cuerpo acariciando mi piel, te veo, te siento, no puedo dormir, no se que hacer para materializarte, no creo que pueda hacer nada, sólo tu puedes. La brisa se levanta en viento, el frío penetra en mi cuerpo, te has ido, nunca has estado, no sé si algún día querrás estar. Me pongo la camiseta. Un hombre cargado con un par de mochilas pasa ante mi. Me pide un cigarro, se lo doy, y me pregunta: “¿Eres musulmán?”. Tarde o temprano tenía que pasar, por suerte ha sido un desconocido en la playa y no un policía de cualquier aeropuerto. “No, no lo soy, ¿por qué?”, le he preguntado. “Es que cómo te he visto con esa barba y fumando chocolate he pensado que eras musulmán, de esos que se dejan la barba y se afeitan el bigote, cómo Bin Laden.” He pensado para mi que un poco de razón tenía ya que aunque no soy islamista si que tiendo al extremismo. De repente ha sacado una botella de plástico llena de vino y ha añadido, “Yo soy musulmán y bebo....”, ha encogido los hombros, “....cada uno con lo suyo.” Efectivamente amigo Asis, cada uno con lo suyo, yo ahora me voy a estudiar, seguro que nos volveremos a ver, entonces me darás esa china que me has prometido, ahora me voy que el frío ha entrado en mi y sigo sin poder dormir.

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